A lo largo del año pasado, resolvimos más de 1.800 preguntas sobre salud sexual y reproductiva. El 20.8% de ellas estaban relacionadas con cómo identificar si se estaba en embarazo. Adicionalmente, en nuestro informe “Nuestro cuerpo, nuestra decisión. 11.267 asesorías sobre aborto en la Línea Jacarandas, 2022-2024” registramos que, en promedio, el 15.14% de las personas que buscan información sobre aborto no tienen conocimiento de cómo contabilizar sus semanas de gestación. Estas cifras son de gran importancia, pues revelan la necesidad de trabajar en la educación sexual y reproductiva, en concreto, en la educación menstrual con el objetivo de proporcionar herramientas suficientes a las mujeres y personas menstruantes para gestionar adecuadamente sus preocupaciones sobre el ciclo menstrual y el proceso de embarazo.
De hecho, la educación menstrual es una de las banderas principales que promueve el Día Mundial por la Dignidad Menstrual que se conmemora el próximo 28 de mayo. Esta educación contempla, primero, información clara y accesible sobre el ciclo menstrual, al igual que su impacto en la salud física y psicológica de las mujeres y personas menstruantes. También, incluye una conversación seria e informada sobre los diferentes métodos disponibles para gestionar el periodo menstrual como las toallas higiénicas, la copa menstrual, entre otros, reconociendo las dinámicas de desigualdad económica y social que potencian u obstaculizan la posibilidad de obtenerlos y manejarlos adecuadamente. Por último, y como componente transversal, la educación menstrual no debe estar dirigida únicamente a las mujeres y personas menstruantes, ya que, la desinformación y el tabú que existe alrededor de la menstruación también lo reproducen y legitiman todas las personas de la sociedad.
¿Qué retos persisten en Colombia con respecto a la dignidad menstrual?
- El 1.2% de las mujeres (aprox. 45.000) entrevistadas utilizan telas o trapos, ropa vieja, calcetines, papel higiénico o servilletas durante su menstruación. Este hallazgo es más frecuente entre personas con un bajo nivel educativo e ingresos.
- El 8% de las mujeres encuestadas ha tenido que interrumpir sus actividades diarias por su periodo menstrual. Entre los motivos reportados se encontró dolor de estómago, espalda, cabeza o malestar general; falta de dinero para adquirir los elementos para atender su periodo menstrual; discriminación por parte de otras personas y ausencia de baños cercaños, privados o limpios para cambiarse.
- El 15.1% de las mujeres entrevistadas reportaron dificultades económicas para adquirir los elementos necesarios para atender su menstruación. Estas son más frecuentes entre mujeres jóvenes, de bajo nivel educativo, que se autorreconocen como indígenas, en hogares de menor edad, sin ingresos y en clases sociales bajas.
- El 7.9% de las mujeres encuestadas tuvieron dificultades para acceder a un baño cercano privado y limpio en el que pudieran gestionar su menstruación.
¿Qué hay por hacer?
Por un lado, las cifras son claras debemos trabajar por mejorar el acceso a elementos adecuados para atender la menstruación en las zonas vulnerables y con menores ingresos económicos. No obstante, la evidencia también ha demostrado que estos esfuerzos son insuficientes si no se trabaja de manera integral por la dignidad menstrual. Es urgente la educación menstrual, divulgar información sobre el funcionamiento de los métodos de gestión de la menstruación, crear entornos educativos/laborales seguros que permitan el acceso a condiciones sanitarias óptimas y derrumbar los mitos sobre la menstruación.