Tensiones entre los Derechos Sexuales y Reproductivos y las Normas Culturales en Comunidades Afrodescendientes

En conversaciones sobre derechos sexuales y reproductivos, las poblaciones étnicas suelen sentirse excluídas, ¿cómo lidiar con esa discrepancia fundamental entre lo tradicional y las innovaciones en salud?

Salud
Sexualidad
2/6/2025
Claudia Córdoba

El pasado 29 y 30 de mayo de 2025, Cali fue el escenario de importantes encuentros y reflexiones intergeneracionales en torno a los Derechos Sexuales y Reproductivos (DSDR) de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Gracias al esfuerzo de la Organización Amigos de la Unesco y aliados como Jacarandas, se impulsó una agenda robusta que incluyó la Feria de Servicios Círculo Conecta, el VicheKucha y dos jornadas de paneles.

En estos espacios, se abordaron temas cruciales como la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la Salud Sexual y Reproductiva, la relación entre IVE y Violencia Obstétrica, la Diversidad y Masculinidades Disruptivas, las Prácticas de Cuidado y las Juventudes Afrodescendientes frente a los DSDR.

En este último panel, desde Jacraandas acompañamos algunas reflexiones sobre las tensiones entre los DSDR y las representaciones sociales, normas culturales, religiosas o familiares que imperan en las comunidades afrodescendientes y barreras para que las juventudes negras accedan a una educación sexual integral y a servicios de salud sexual y reproductiva con un enfoque étnico diferencial.

La paradoja de los cuerpos negros: entre la hipersexualización y la represión

En territorios como el Pacífico colombiano, los DSDR coexisten con normas sociales, culturales, religiosas y familiares profundamente arraigadas. Existe una paradoja notable: mientras que los cuerpos negros —especialmente los femeninos— son hipersexualizados y sobreexpuestos a la mirada externa (no negra), dentro del entorno familiar y cultural persisten discursos de represión, prejuicios y silencio en torno a la sexualidad.

Un ejemplo claro es la objetivación a la que se enfrentan las mujeres afrodescendientes, cuyos cuerpos son vistos principalmente desde una lógica reproductiva, más que desde una perspectiva de autonomía, placer o autoexploración. A esto se suman condiciones históricas y sociales como el racismo, la deshumanización y la violencia sexual, agravadas por un conflicto armado que, en la cotidianidad, convierte los cuerpos de las mujeres en "botines de guerra".

Tabúes y barreras para el ejercicio pleno de los DSDR

Esta contradicción se agudiza con la presencia de tabúes y estigmas sobre la sexualidad, el aborto y las diversas orientaciones e identidades de género, muchos de ellos arraigados en creencias religiosas y la falta de acceso a información y educación integral que dificulta aún más el pleno reconocimiento y ejercicio de los DSDR en estas comunidades.

En muchos hogares, el tema se evita o se aborda con prejuicios. Además, la enseñanza de estos contenidos suele estar a cargo de personas ajenas a la praxis territorial y sin sensibilidad étnico-cultural, a lo que se suma la precarización de los servicios de salud sexual y reproductiva y las constantes barreras estructurales e institucionales en los territorios para acceder a servicios básicos como métodos de planificación o una IVE.

Resistencia, autocuidado y organización juvenil

Sin embargo, frente a estas dificultades, las juventudes afrodescendientes demuestran una gran capacidad de resistencia. El diálogo intergeneracional y la transmisión de saberes ancestrales de los/las mayoras se han convertido en una herramienta invaluable, así como las articulaciones territoriales con entidades promotoras de estos derechos y la organización juvenil.

Estas juventudes están alzando su voz para reclamar su derecho a una sexualidad libre, segura, informada y autónoma. Sus luchas no solo buscan el acceso a servicios esenciales, sino también la transformación de imaginarios que históricamente han negado su humanidad y dignidad.

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