El mito de la "mala mano" como herramienta machista

La mala mano se convirtió en un arma contra las mujeres en las relaciones amorosas, los comentarios sobre la relación entre Timothee Chalamet y Kylie Jenner son una muestra de cómo es un concepto cargado de misoginia.

Feminism
Gender-based violence
18/7/2025
Gabriela Benjumea

El reciente revuelo en redes sociales en torno a la apariencia de Timothée Chalamet y la inmediata atribución de su supuesto “deterioro” a su pareja, Kylie Jenner, nos obliga a reflexionar, una vez más, sobre el concepto de la “mala mano”. Esta idea, lejos de ser una observación inocente o anecdótica, se ha convertido en una herramienta que perpetúa estereotipos machistas sobre las relaciones amorosas.

La “mala mano” es una expresión coloquial que sugiere que una persona se ve afectada negativamente, usualmente en su apariencia, por la influencia de su pareja. Pero su uso está lejos de ser equitativo. Cuando un hombre luce “desmejorado”, la narrativa que circula suele culpar a la mujer por “descuidarlo”. En cambio, cuando es una mujer la que atraviesa un cambio físico o anímico, se le responsabiliza a ella misma por “haberse dejado”, como si fuera un fallo personal que además la desvaloriza.

Este doble rasero se vuelve aún más evidente en expresiones profundamente misóginas como “mal cogidas”, que no solo avergüenzan a las mujeres, sino que refuerzan la idea de que su valor está ligado exclusivamente a su atractivo físico y al deseo masculino.

La “mala mano” no existe. Las relaciones abusivas, sí.


Es fundamental no caer en la trampa del lenguaje machista. La idea de que una mujer “arruina” a un hombre es una excusa que encubre los verdaderos problemas: decisiones personales, contextos de vida complejos, procesos naturales como el envejecimiento o, en el peor de los casos, dinámicas tóxicas dentro de la relación. Pero reducir todo eso a la influencia “negativa” de una mujer es no solo simplista, sino profundamente injusto.

Sí existen relaciones que afectan el bienestar de una persona, pero la verdadera señal de alarma no está en la apariencia física de nadie, sino en los patrones de control, el aislamiento, la ansiedad, la depresión o la pérdida de autoestima. Eso es lo que debería preocuparnos.

El caso mediático de Timothée Chalamet y Kylie Jenner ilustra cómo esta narrativa se activa fácilmente. Mientras a él se le sigue idealizando como el “chico sensible e intelectual”, a ella se la representa como “demasiado básica” para él. Esta lectura, alimentada por relaciones parasociales, necesita una villana que explique cualquier cambio percibido en el ídolo. Y, por supuesto, esa villana suele ser una mujer. No es nuevo: los ataques que recibió Kate Cassidy, pareja de Liam Payne, demuestran lo mismo. A ella se la responsabilizó incluso por sus adicciones y, en algunos discursos, hasta por su muerte.

En conclusión, la “mala mano” es un mito que debemos erradicar de nuestro lenguaje y nuestras formas de entender las relaciones. No solo es una expresión machista: es una forma de violencia simbólica que sigue culpando a las mujeres de todo lo que ocurre a su alrededor. En vez de mirar si alguien “empeoró” desde que está con alguien, miremos más profundo: miremos el contexto, las dinámicas reales, y dejemos de repetir narrativas que solo perpetúan la misoginia.

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